En el blog de Ufesa nos encanta descubrir la riqueza gastronómica de España. No vamos a negar que la mejor forma de hacerlo es viajando, pero mientras planeamos nuestra próxima escapada… ¿por qué no empezar conociéndola desde casa? Por eso, hemos decidido aprovechar las festividades regionales para descubrir los dulces tradicionales que las acompañan.
Nuestra primera parada es Zaragoza. Todos conocemos a su patrona, pero ¿qué hay de su patrón? ¿Sabes cuándo se celebra y quién es? Aquí va una pista: su figura se encuentra flanqueando la puerta del ayuntamiento de la ciudad, con mitra y báculo en mano. Se trata de San Valero, obispo de Zaragoza en el siglo IV, del que la leyenda cuenta que era tartamudo. Sus reliquias se conservan en la Catedral de San Salvador, conocida popularmente como La Seo, ubicada en la Plaza del Pilar.
San Valero: rosconero y ventolero
Cada 29 de enero, los zaragozanos celebran el día de San Valero, un festivo que muchos aprovechan para hacer una escapada a la nieve. Pero si hay algo que realmente caracteriza esta fecha es el tradicional roscón. No en vano, el refrán dice: "San Valero, rosconero y ventolero".
Curiosamente, Zaragoza es una de las pocas ciudades donde se disfruta del roscón dos veces en enero. Y, como ya sabemos cómo preparar la masa, hoy queremos centrarnos en uno de sus ingredientes estrella: la nata montada.
Receta de nata montada
Ingredientes:
- 800 ml de nata para montar (fría, de nevera)
- 200 g de azúcar blanco
- 2 cucharaditas de cuajada en polvo (o gelatina neutra en la misma cantidad)
Paso a paso:
- Vierte la nata en el bol de tu batidora de repostería. Recuerda que debe estar muy fría, pero no congelada.
- Empieza a batir a velocidad media. Cuando la nata comience a espesar, añade la cuajada en polvo.
- Sin dejar de batir, incorpora poco a poco el azúcar en forma de lluvia.
- Sigue batiendo hasta que la nata esté firme, forme surcos y adquiera un ligero tono amarillento.
¡Y listo! Ya tienes tu nata montada perfecta para rellenar roscones y tartas. Solo queda colocarla en una manga pastelera y dar el toque final a tu roscón de San Valero.
Un dulce con historia
Aunque en sus orígenes el roscón no llevaba ningún tipo de relleno, su tradición se remonta a la Edad Media. Se dice que en aquella época los nobles repartían pan a los aldeanos en la puerta de sus casas. Con el tiempo, esta costumbre evolucionó hasta convertirse en el roscón que conocemos hoy.